Una de las palabras más densas de contenido y más originales de toda la Biblia es la palabra misericordia. El Dios de la revelación es un Dios misericordioso1. "Padre de las misericordias", le llama San Pablo (2 Cor 1, 3). Y Cristo nos invita a "ser misericordiosos como nuestro Padre celestial es misericordioso" (Lc 6, 30).
La misericordia es el nombre bíblico del amor. Es el amor con estas tres características esenciales: gratuito, personal y entrañable. En realidad, todo amor, para que merezca este nombre tiene que ser entrañable, personal y gratuito. Todo amor verdadero cumple, a la vez, estas tres condiciones, que son constitutivas e irrenunciables del verdadero amor. Por eso, implica una evidente redundancia decirlo explícitamente. Pero, como estamos tan acostumbrados a los sucedáneos y a las falsificaciones, en casi todos los campos, no es inútil repetirlo.
Ana María Mtz de L
Fuente: Ciudad Redonda
Severino María Alonso cfm
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